Ricardo Bofill es el orgulloso habitante y creador de una de las mejores reconversiones arquitectónicas. Una antigua fábrica de cemento se convirtió en el patio de recreo de una fabulosa variedad de arte y cultura. En una superficie de más de 3.100 metros cuadrados que solía servir como edificio industrial, el arquitecto recreó un espacio de maravillas, agrupando diferentes espacios con diversos fines artísticos y residenciales: oficinas, archivos, un laboratorio modelo, un espacio de exhibición, el departamento de Bofill, habitaciones y jardines. La fábrica de cemento abandonada se convirtió en un vestigio que incorporaría una comprensión contemporánea del espacio basada en la reutilización de un excelente edificio. Al demoler algunas estructuras y exponer elementos previamente ocultos, la fábrica se transformó en una exquisita colección de espacios durante un proceso que duró dos años. Los tres elementos principales, la catedral, el jardín y los silos, fueron esculpidos con una nueva forma. La parte residencial conservaba los acentos industriales, pero Bofill volvió a imaginar los interiores elevados con techos altos mediante la adición de muebles contemporáneos y elementos decorativos casuales. Jardines llenos de exuberantes eucaliptos, palmeras, olivos y cipreses completan el exterior y ofrecen una visión de los lujosos interiores restaurados. Exquisita en cada detalle, la Fábrica de Cemento encontró en Yatzer límites de dos edades distintas y combina estilos a través de un diseño fabuloso.
